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César Vallejo

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema

Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

LOS NUEVE MONSTRUOS

Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de sér, dolernos doblemente.

Jamás, hombres humanos,
hubo tánto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la arimética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tan cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rousseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.

El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás de perfíl,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar…
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más)
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardio!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tánto cajón,
tánto minuto, tánta
lagartija y tánta
inversión, tanto lejos y tánta sed de sed!
Señor Ministro de Salud; ¿qué hacer?
!Ah! desgraciadamente, hombres humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.

Traspié entre dos estrellas

¡Hay gentes tan desgraciadas, que ni siquiera
tienen cuerpo; cuantitativo el pelo,
baja, en pulgadas, la genial pesadumbre;
el modo, arriba;
no me busques, la muela del olvido,
parecen salir del aire, sumar suspiros mentalmente, oír
claros azotes en sus paladares!

Vanse de su piel, rascándose el sarcófago en que nacen
y suben por su muerte de hora en hora
y caen, a lo largo de su alfabeto gélido, hasta el suelo.

¡Ay de tánto! ¡ay de tan poco! ¡ay de ellas!
¡Ay en mi cuarto, oyéndolas con lentes!
¡Ay en mi tórax, cuando compran trajes!
¡Ay de mi mugre blanca, en su hez mancomunada!

¡Amadas sean las orejas sánchez,
amadas las personas que se sientan,
amado el desconocido y su señora,
el prójimo con mangas, cuello y ojos!

¡Amado sea aquel que tiene chinches,
el que lleva zapato roto bajo la lluvia,
el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,
el que se coge un dedo en una puerta,
el que no tiene cumpleaños,
el que perdió su sombra en un incendio,
el animal, el que parece un loro,
el que parece un hombre, el pobre rico,
el puro miserable, el pobre pobre!

¡Amado sea
el que tiene hambre o sed, pero no tiene
hambre con qué saciar toda su sed,
ni sed con qué saciar todas sus hambres!

¡Amado sea el que trabaja al día, al mes, a la hora,
el que suda de pena o de vergüenza,
aquel que va, ñpor orden de sus manos, al cinema,
el que paga con lo que le falta,
el que duerme de espaldas,
el que ya no recuerda su niñez; amado sea
el calvo sin sombrero,
el justo sin espinas,
el ladrón sin rosas,
el que lleva reloj y ha visto a Dios,
el que tiene un honor y no fallece!

¡Amado sea el niño, que cae y aún llora
y el hombre que ha caído y ya no llora!

¡Ay de tánto! ¡Ay de tan poco! ¡Ay de ellos!

Un hombre pasa con un pan al hombro…

Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?

Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?

Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano
¿Hablar luego de Sócrates al médico?

Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?

Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?

Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?

Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?

Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?

Un banquero falsea su balance
¿Con qué cara llorar en el teatro?

Un paria duerme con el pie a la espalda
¿Hablar, después, a nadie de Picasso?

Alguien va en un entierro sollozando
¿Cómo luego ingresar a la Academia?

Alguien limpia un fusil en su cocina
¿Con qué valor hablar del más allá?

Alguien pasa contando con sus dedos
¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?

Algo te identifica

Algo te identifica con el que se aleja de ti, y es
la facultad común de volver: de ahí tu más
grande pesadumbre.
Algo te separa del que se queda contigo, y es la
esclavitud común de partir: de ahí tus más nimios
regocijos.
Me dirijo, en esta forma, a las individualidades
colectivas, tanto como a las colectividades in-
dividuales y a los que, entre unas y otras, yacen
marchando al son de las fronteras o, simplemen-
te, marcan el paso inmóvil en el borde del mundo.
Algo típicamente neutro, de inexorablemente
neutro, interpónese entre el ladrón y su víctima.
Esto, asimismo, puede discernirse tratándose del
cirujano y del paciente. Horrible medialuna,
convexa y solar, cobija a unos y otros. Porque el
objeto hurtado tiene también su peso indiferente,
y el órgano intervendio, también su grasa triste.
¿Qué hay de más deseperante en la tierra, que la
imposibilidad en que se halla el hombre feliz de
ser infortunado y el hombre bueno, de ser mal-
vado?
¡Alejarse! ¡Quedarse! ¡Volver! ¡Partir! Toda
la mecánica social cabe en estas palabras.

7 comentarios

  1. Creo que el razocinio de Vallejo en algo te identifica…. Tiene un analizis Social profundo.. me pregunto si habrà estudiado algo d Psicoanalisis…???


    • Lei algo de su biografia y no encontre estudios de psicoanalisis, ni tampoco creo que hayan sido necesarios por como ya escribía… Algo te identifica, es una profunda catarsis, donde hallo una sensibilidad para percibir situaciones emocionales q vivimos comunmente, añadiéndole una belleza sutil de expresión.
      Si cabe el atrevimiento gran parte de «Algo te identifica» lo reduciría en: El instinto humano a lo prohibido y el peso hacerlo. Pero no creo poder ampliarlo como lo hizo ÉL.

      …no encuentro palabras para merecerle un relato con justicia a su legado.


    • Lei algo de su biografia y no encontre estudios de psicoanalisis, ni tampoco creo que hayan sido necesarios por como ya escribía… Algo te identifica, es una profunda catarsis, donde hallo una sensibilidad para percibir situaciones emocionales q vivimos comunmente, añadiéndole una belleza sutil de expresión.
      Si cabe el atrevimiento gran parte de «Algo te identifica» lo reduciría en: El instinto humano a lo prohibido y el peso de hacerlo. Pero no creo poder ampliarlo como lo hizo ÉL.

      …no encuentro palabras para merecerle un relato con justicia a su legado.


  2. tecujpibbnotcvoo ,lov


    • Amigo nose Te entiende¿?


  3. Relindo..:)!


  4. No, claro, no debe haber nada que le interesara menos que el psicoanalisis (como a mi).
    Es un poema un poco simple, pero me encanta la sensacion de un tipo harto de las boludeces de un mundo donde las prioridades estaban (estan) subvertidas. sobre todo eso del mundo «psi» que, como dijo BORGES, le parecia una rama de la literatura fantastica. Jjajajaja, me encanta.
    Ya les hable de mi «depresion endogena» …
    Loa acentos se los debo prara la proxima (roberto arlt dixit).



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