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Fuera del juego

¡Al poeta, despídanlo!
Ese no tiene nada que hacer.
No entra en el juego.
No se entusiasma.
No pone en claro su mensaje.
No repara siquiera en los milagros.
Se pasa el día entero cavilando.
Encuentra siempre algo que objetar.

A ese tipo, despídanlo!
Echen a un lado al auafiestas,
a ese malhumorado
del verano,
con gafas negras
bajo el sol que nace.
Siempre
le sedujeron las andanzas
y las bellas catástrofes
del tiempo sin Historia.
Es
incluso
anticuado.
Solo le gusta el viejo Armstrong.
Tararea, a lo sumo,
una canción de Pete Seeger.
Canta,
entre dientes,
La Guantanamera.
Pero no hay
quien lo haga abrir la boca,
pero no hay
quien lo haga sonreír
cada vez que comienza el espectáculo
y brincan
los payasos por la escena;
cuando las cacatúas
confunden el amor con el terror
y está crujiendo el escenario
y truenan los metales
y los cueros
y todo el mundo salta,
se inclina,
retrocede,
sonríe,
abre la boca
«pues sí,
claro que sí,
por supuesto que sí…»
y bailan todos bien,
bailan bonito,
como les piden que sea el baile.
A ese tipo, despídanlo!
Ese no tiene aquí nada que hacer.

Un comentario

  1. […] Busque su lugar. ¿Lo peor? según los que saben de estas cosas, no estar en ningún sitio. Estar fuera del juego. Antes de todo, marque su usuario y contraseña. Compruebe que esté en un sitio seguro. ¿Es que […]



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