De Hair, del movimiento hippie, del sexo libre en Hight Ashbury, de los pacifistas, de mayo del 68, de la Revista Rolling Stones, antes de convertirse en esto. A 40 años de la matanza de los estudiantes mexicanos en la Plaza de Tlatelolco, de Sudáfrica legalizando el apartheid , de los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy. Cuatro décadas nos separan del desenfreno y la irracionalidad de mover nuestros culos por algo, por alguien. Bastaba el ‘peace & love‘ en la Era del Acuario . La capacidad de indignación estaba a flor de piel. 1968 fue el año de la guerra de Vietnam, de los tanques rusos repartiendo totalitarismo en Praga, de mis padres construyendo el futuro que no fue. El escritor francés Daniel Picouly, aseguró al presentar hace unos días su nuevo libro, ’68 mon amour‘ que «un mayo francés hoy es imposible, porque la juventud de ahora es más cínica y racional». Y hay que aceptarlo, así como aceptamos lo que nos traiga el viento. Si hubiera un mayo del 2008 iba a ser el de los precarios, el de los dóciles, el de los parados y el de los egoístas. Entonces no sería tan romántico, ni colorido. Lo escribo sin ganas, sabiendo que no he descubierto nada que no esté a la vista y que la televisión no nos eche en cara cada día. Eso es lo peor, estar viviendo a 40 años de todo.
Archive for abril 2008
A 40 años de todo
abril 30, 2008Castro autoriza…los desfiles de moda
abril 24, 2008El título, una broma en serio. Visto que todos los titulares de El Mundo sobre Cuba empiezan así, pues me he apropiado de ese estilo tan…eso, periodístico. Lo cierto es que resulta raro que esta excelente noticia, no la hayan rebotado los medios españoles, tan adictos a la «patata frita informativa» sobre Cuba. Primero fueron los móviles, los DVD’s, los ordenadores. Ahora, siguiendo la onda ‘light’ de las reformas se organiza por primera vez el desfile de moda de un estilista extranjero, el italiano Rocco Barocco (¡con este nombre cacofònicamente pornográfico, para colmo!). Como les cuento, el desfile que fue este jueves en un importante hotel de La Habana, tuvo el dulce encanto de la cutrez.
Gente sin swing
abril 17, 2008Tengo mis tics, mis manías, mis caprichos. Me gustan ciertas gentes, otras menos, aunque también me gustan los perros, los gatos y algunas plantas. Eso sí, y en esto no hago concesiones, no aprecio a los taxistas, ni a las palomas. Me suelo guíar por el instinto, por el olor que despiden las personas, por lo que leen, pero tengo ciertas reglas para abrazar a la gente cuando llega. Lo primero, desconfío de los que no se ríen; de esos que atemorizan la sonrisa dentro de la boca y no dejan que la felicidad les sorprenda como un chorro espontáneo. No me gustan, nunca me han gustado, los que se ríen entre dientes, los que ignoran qué es partirse de risa, morirse de risa, cagarse de la risa. Es gratis y no engorda. ¡Qué más se puede pedir! Somos además los únicos animales con la capacidad de hacerlo, incluso algunos pueden hasta reírse de sí mismos. ¿Se puede acaso perder esta oportunidad? Lo segundo, y esto tampoco es negociable, para tranquilizar mis anticuerpos y dejar entrar a alguien en mi casa exijo-necesito que le guste la música. No me importa cuál, no me asustan los gustos variopintos o folclóricos, así sea Camilo Sesto o J.S. Bach tocado con botellas. Eso no me interesa Desconfío de los que no mueven la cabeza o los pies, los que ni siquiera tamborilean con los dedos cuando suena una melodía, porque cuando a uno le gusta la música se suelta a tararear un estribillo, aunque tenga menos gracia que un cuervo enfermo de faringitis. Esto es todo, ya lo advertí al principio, tengo mis tics, mis manías, mis pequeños caprichos. No soporto a la gente sin swing. La gente que no sabe reírse con música.
‘Zapateando’ bajo la lluvia
abril 10, 2008En Madrid llueve desde hace tres días y se nota. Escudriño la cara de los paseantes y el diagnóstico es fácil. La falta de terracitas y la ausencia de cotilleo en las aceras hacen su profundo agujero en el humor de los madrileños. Mi vecino, el jubilado, no está en su banco habitual con la indecisión de leer el periódico o mirar por encima de las páginas el escote de las chicas. La madera de los bancos está empapada y solo las palomas, las cochinas palomas, sobreviven a esta humedad del ánimo. Las plazas del centro permanecen desiertas, mojadas con pequeños charcos-trampa que acechan para bañarte los calcetines a la menor distracción. La gente camina ocultando su cara bajo los paraguas con prisa y a disgusto. Nadie se coge de la mano y hasta los niños andan obedientes junto a sus padres. Por el momento, los meteorólogos son los únicos felices, avisan que hasta el fin de semana tendremos una ciudad con menores índices de contaminación y de polen en el ambiente. También sin sol en mi ventana y un cielo menos azul. Me consuelo, qué voy a hacer, me consuelo con Gene Kelly ‘Cantando bajo la lluvia’ , con su cara de idiota feliz, mientras se empapa hasta el tuétano. Mi padre siempre dice que es un tostón como película, pero hoy de regreso a casa me vino a la mente la imagen del bailarín ‘zapateando’ bajo la lluvia, tan feliz que hasta un policía lo mira sospechoso. Me contagio, busco mi charco, como una rana con cumpleaños y es tal el raptus de entusiasmo, que no me contengo…I’m singing in the rain...
Haz algo de Couso, pero sin dar caña…
abril 8, 2008Un 8 de abril, pero hace cinco años un tanque estadounidense, de esos que siempre equivocan el blanco, mató a José Couso, un cámara de la cadena Telecinco. ¿Estaba en el lugar y en el momento equivocado? No lo creo, yo también hubiera estado ahí contando mi verdad. Couso estaba haciendo valer ese derecho a la libertad de información, eso que algunos confunden con los insultos en los programas del corazón. Lo cierto es que en Iraq han muerto más de 300 periodistas, desde que empezó la operación estadounidense para salvar al mundo del terrorismo. Es la cifra más alta de profesionales de la información muertos desde Crimea en 1854, donde murió el primer corresponsal. No exagero, es así. El día que los soldados estadounidenses dispararon al Hotel Palestina, de todos conocido, sede de la prensa, murió el cámara español José Couso y un colega ucraniano, Taras Protsyuk de la Agencia Reuters. Hoy me pidieron que escribiera algo sobre la muerte del reportero, víctima de la guerra. Mi jefa me ha advertido de escribirlo, pero sin dar mucha caña. No entendí la frase y la entendí tan bien que me quedé aplastada sin saber qué pensar. No dar mucha caña. Eso es precisamente lo que ha hecho el Gobierno español con el caso Couso. No darle mucha caña a EEUU. No sea que, el pobre Bush, se enfade con tanta ingratitud y en la próxima cumbre el presidente del Mundo olvide saludar a Zapatero.