Archive for enero 2008

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La violencia

enero 27, 2008

La violencia de la publicidad, la violencia de la palabra, la violencia de uno, la de los otros, la violencia de todos contra todos y contra uno mismo. La violencia de existir, la violencia del amor y la del odio; la violencia de los hechos y la de los desechos. La violencia de las dictaduras y la de las democracias, la violencia del poder y la de los desposeídos. La violencia de las lágrimas y la de la euforia. La violencia de los huracanes y la violencia de la calma, la violencia de que no pase nada y sin embargo, te pase la vida con violencia. La violencia de una venganza o de una victoria. La violencia del ruido, pero también la del silencio. La violencia de la televisión, la de las drogas. La violencia de la familia, la de la Iglesia, la de los amigos y además la de los enemigos. La violencia de no tener trabajo y la violencia de tenerlo. La violencia del conocimiento y la de la ignorancia, la violencia del frío y también la del calor; Por estos días me aplasta la violencia. La terrible y desesperada violencia de la vida y por supuesto la de la muerte. La violencia del parto, la del nacimiento, la violencia de los encuentros y la de las separaciones. La violencia de no tener valor ni siquiera para ser violenta. La violencia de la verdad y la martilleante violencia de la mentira. La violencia del tiempo; la violencia de la cordura y la de la locura. La violencia de un labio, o peor aún, de una mirada. La violencia de estar viva hoy a esta hora en que siento esta violenta desazón contra… la violencia.

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Me etiquetan la etiqueta

enero 25, 2008

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Repartido está todo. Organizado también. Espacios, grietas o campos que se rellenan de forma automática. Busque su lugar. ¿Lo peor? según los que saben de estas cosas, no estar en ningún sitio. Estar fuera del juego. Antes de todo, marque su usuario y contraseña. Compruebe que esté en un sitio seguro. ¿Es que hay alguno? Ejecute su programa.
De esta parte, los negros, de la otra, los blancos. Por aquí los ciudadanos comunitarios, por esta otra puerta los extracomunitarios. Este bar para jóvenes, aquel de más allá para viejos. Estas novelas para público gay, las otra para todo el mundo. Los periódicos para los que se quieren informar, la tele para lo contrario. Estos zapatos para chicas, aquellos para chicos. Esta marca de coche es de pijos, la otra es de pobres. El ‘Día’ para inmigrantes, ‘Carrefour’ para bienestantes. El té en polvo para los que se cuidan, en bolsita para los descuidados. El amor para los románticos, el desamor para el resto. Los jerseys naranjas para los sin gustos, los de color pastel para los ‘Lacostes’. Para los guapos, el mundo, para los gordos, el submundo. La Moraleja para los famosos, Carabanchel para los apestosos. Estoy harta de la etiqueta, de este código a barras que me asignan, de este número de tarjeta de crédito que soy, de este mono de feria en blanco y negro, de esta repartición del mundo en función -sobre todo- del mercado. Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. ¡A ver, a ver, malditos mamarrachos en qué parte metemos el pie!

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La vida es más compleja de lo que parece

enero 20, 2008
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Bobby Fisher: 64 años, 64 casillas

enero 18, 2008

bobyfisher.jpgbobyfisher.jpgEra el Rey de su propia partida. Hoy la ha perdido. Jaque Mate a Bobby Fisher, el artista, el matemático frustrado, el genio. Jugaba al ajedrez como quien respiraba. Estaba enamorado de la dama blanca, pero de tanto en tanto tenía una aventurilla con la negra. Para él la vida era esta: solo existía en un universo formado por 64 casillas, pero lleno de posibilidades. El rey era un poco aburrido y estático. Apenas le interesaba. El Alfil, demasiado radical. La torre, dinámica, de sus preferidas. Los peones, imprescindibles. Los caballos, lo mejor. Del mundo verdadero, Bobby Fisher, escapó o tal vez fue expulsado a patadas. No entendió las reglas de los que quisieron convertirlo en un símbolo político. Todo por ganarle a un ruso en plena guerra fría, cuando él solo hizo lo que sabía: jugar al ajedrez. Ganar.
Sí, quizás tengan razón los que dicen que estabas un poco loco, pero si estamos ya tan cuerdos que no nos mueven las pasiones, sino las corduras, me quedo contigo, Bobby Fisher. El maestro, muerto a los 64 años en la indigencia, atrapado en un tablero a cuadros, blancos y negros. Sesenta y cuatro casillas para vivir, para enloquecer.

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¿El corazón es una bomba?

enero 15, 2008

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Hay quién prefiere poner a latir los corazones de miles de personas con una película de terror. Tipos como John Carpenter, el cineasta que este miércoles cumple 60 años, que por décadas fabricó miedos y taquicardias masivas. ¿Pero qué es un corazón? Para los médicos los corazones son trozos de carne que recomponer cuando se rompen de tanto latir. Los suturan en un quirófano, y mientras arreglan los corazones de otros deshacen los suyos. Para los jugadores un As de corazón es la carta que siempre quieren tener. Y sin embargo, los corazones son artefactos peligrosos que crecen en nuestro interior, cuando todavía no tenemos razón de ser. Subrepticiamente van aumentando de tamaño, ahí, donde se instalan con toda la alevosía del que sabe las cosas que va a vivir. ¿Alguien te preguntó si querías un corazón? No sabemos exactamente qué significa tener uno en este lado siniestro, gimiendo día y noche, llorando, gritando de emoción o de alegría. No lo sabemos hasta que ya es inevitable y este pedazo de uno mismo, vertedero de nuestras malas costumbres, de nuestros vicios inconfesables, se contrae y se dilata como el ondear de una bandera. Pam, pam, pam, suena el de algunos vagabundos ilícitos que recién descubren la tiranía de su batir. Sístoles y diástoles, le llaman en los libros de ciencia a este mecanismo que suena a reloj atómico en la caja del pecho. Los corazones llegaron a sufrir eclipses totales con Bonnie Tyler por los 80′. ¿Pero alguien sabe si de verdad el corazón se pone frío o caliente, o si te puedes quitar o poner un corazón a tu antojo? ¿ o deshacerte de él para que no se chive?. Y en el momento menos apropiado se desboque a latir delatándote, o por el contrario, se pare cuando más lo necesites. No entiendo a esos que aconsejan pensar con la cabeza y no con el corazón, o los qué acusan a otro de no tener corazón. Y hay hasta quien se jacta de tenerlo de hierro o blando, o bueno, o de amar y odiar con todo el corazón. Y por otra parte, están los poetas, los chantajeados por su propio corazón, los que intuyeron que la era estaba pariendo un corazón o el que en medio de su desasosiego nos advirtió que si «el corazón pudiese pensar se detendría». ¿Para estos también el corazón es una bomba?

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Porvenir, que no tienes Ángel González

enero 12, 2008

Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
!Mañana! Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.