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Mi Mario Benedetti

junio 17, 2008

No voy a escribir de Mario Benedetti, porque el periódico me traiga malas nuevas. No me consta que yo me haya afiliado al ministerio de los Premios, esa institución donde reparten condecoraciones y medallas mirando antes la fecha de nacimiento, para ajustarse al momento exacto de la muerte. No voy a hablar de ese poeta que llenó mi adolescencia de metáforas como el que está a punto de morir. Este no es un blog de necrológicas y porque yo no estudié medicina para entender cuan grave es el estado de salud de Benedetti. Sólo sé que le fallan sus pulmones. ¡Qué irónía! Él que tanto oxígeno ha repartido.  Voy a escribir lo que sé de él y que no es mucho, advierto. Que sus poemas fueron los únicos porros que me fumé para volar; que con sus libros apilados hice un montón de botellones de poesía, con los que me emborraché cientos de noches seguidas. Que Benedetti va a ser siempre aquel hombre de sonrisa ladeada y melancólica que un día leyó sólo para mí Chau número tres en una sala oscura repleta de gente. Era la Casa de las Américas, en La Habana y yo tenía muy poca edad para entender toda la intensidad que encierra un ‘chau’, del número que sea, pero igual lo sentí. Desde entonces, se hizo peor la dependencia y mi adicción es ya incurable. Y descubrí a Vallejo dando traspiés entre dos estrellas, a Borges, a Pessoa, a Sabines, a Girondo, a Cortázar, a Dalton, y fue el inicio de la promiscuidad poética. Es así, a pesar de todos ellos, o con todos ellos incluidos. Aunque nunca me quede con sus libros y termine regalándolos, Benedetti está en cada tiempo de pausa, siempre se queda conmigo y yo con él.

3 comentarios

  1. Sin embargo
    Nunca quise ser eco/y sin embargo
    nunca quise ser sombra/ y sin embargo
    nunca quise ser duelo/ y sin embargo
    nunca quise ser escarcha/ y sin embargo
    me arrinconó la vida.
    M.Benedetti


  2. Así, Irmita: «Se retrocede con seguridad
    pero se avanza a tientas». En eso estoy tratando de avanzar, a pesar de que la vida me arrincone. Un abrazo fuerte, sin embargo.


  3. Benedetti siempre se quedara con nosotros. La vida es inexorable; pero el nos acompañara hoy, mañana y siempre.



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